Me asomo al enorme agujero que ha surgido en el centro de la ciudad
Nadie se da cuenta
O parecen ignorarlo
Pasan a mi lado, como si no existiera
Y yo, me siento atraído por su gigantesca estructura
Abrumadora
Extraordinaria
Ciega
Aunque veo el interior
cómo desfilan figuras
O sus sombras
Que escapan de algunos de los que están fuera
Disimulan
mientras fuman cigarrillos
celebran que es Navidad
y que se torturan
asesinan, violan y
traicionan
Lloran
sienten, mas no se emocionan
mienten, por la decadencia
y no advierten mi presencia
Cuando todo se acelera
de sonido y color muerto
en un triste torbellino
alguien tuerto
en un despiste
lanza arena a la alameda
la morena una moneda
tanta pena en tanta seda
si al final se te desviste
entierran junto a tomillo
por no dejarte en la acera
mientras escancian el vino
Pero yo no les distingo
Siento angustia, huir, deseo
quedo quieto
contemplando,
cómo se pasa la vida
avasallando
Cómo se viene la suerte
O pan rallando
que no te pille la muerte
ensayando
Da la hora y descubro, ahora
todos y una misma cara
obsesión
desdicha
ficha
Cuadro, de la obra de Vega Cillero.
Grito internamente, entonces
abandonaré este horror
esta multitud mal dada
que es peor que aborregada
porque se sabe entregada
y eso veo en la mirada
que me pide compasión
Es mi imagen
mi socorro
Soy yo mismo
grito, gimo, corro, finjo engorro
No me quiero dar ayuda
Yo no soy ese tal Buda
ni utilizo la sesuda
tengo miedo de mis ojos
no los tapo
ni socorro
cuando me tiendo una mano
suplicándome la ayuda
y me escapo
de este "antojos"
miserable de mi mismo
que resbalo
y balo
balo
mientras caigo en el abismo.
EPILOGO:
No soy capaz de distinguir mi grito desgarrador, mientras soy engullido por el enorme boquete. Sólo escucho carcajadas.
Que mi muerte deja ahogadas.